Se trata de un síndrome crónico más prevalente en mujeres, representando a un 85% de los afectados. La mayoría de estos pacientes son diagnosticados entre los 35 y 60 años. Se estima que afecta al 2.4% de la población.
Debido a que los síntomas de la fibromialgia son similares a los de otras enfermedades, y no existe una prueba concreta para esta dolencia, se complica concretar el diagnóstico y se hace de forma tardía. De hecho, la fibromialgia suele asociarse al síndrome de fatiga crónica.
A día de hoy, la etiología y fisiopatología de este síndrome son desconocidas. Sin embargo, en el 2018 investigadores del Massachusetts General Hospital (EEUU) y el Karolinska Institutet (Suecia), encontraron en estos pacientes que células gliales – micrología y astrocitos, encargados del metabolismo y soporte de las neuronas – liberan factores inflamatorios que sensibilizan las rutas del dolor y contribuyen a síntomas como el cansancio. Así, se cree que la fibromialgia está vinculada a cambios en la forma en que el cerebro y la médula espinal procesan/envían las señales de dolor.

Síntomas de la fibromialgia
- Aumento de la sensibilidad al dolor
- Dolor generalizado acentuado por el estrés
- Rigidez o espasmos musculares
- Hormigueo en manos, brazos o piernas
- Fatiga y falta de energía
- Dificultad para dormir
Además, a menudo, los pacientes refieren también síntomas de: ansiedad, depresión, sequedad de ojos o boca, déficits cognitivos (atención, memoria), todo ello afectando a la calidad de vida y a su entorno.
A pesar de los avances en la comprensión del dolor central y periférico, carecemos de un objetivo fisiopatológico para el tratamiento de la fibromialgia. Sin embargo, se requiere un manejo multidimensional: medicamentos capaces de mejorar la excitabilidad y sensibilización del sistema nociceptivo, terapia cognitivo-conductual, ejercicio supervisado y técnicas de relajación. Como alternativa más reciente y que se suma a este enfoque plural encontramos la Estimulación Magnética Transcraneal profunda (EMTp).
Neurocavis utiliza la EMTp para tratar la FM. Consiste en la aplicación de pulsos de energía electromagnética, semejantes a los producidos por la Resonancia Magnética, que estimulan regiones cerebrales involucradas en el desarrollo de este síndrome.
A lo largo de 20 sesiones durante cuatro semanas consecutivas, una bobina en forma de H, H-Coil, estimula la corteza prefrontal-dorsolateral izquierda (DLPFc) y núcleos cerebrales profundos situados hasta 6 cm bajo la corteza. La mejoría que experimentan los pacientes se debe, en parte, a los efectos de la neuromodulación provocados en neuroplasticidad cerebral inducida por la estimulación.
La EMTp es una técnica no invasiva, sin efectos secundarios, de carácter ambulatorio que no precisa anestesia ni hospitalización. No afecta la vida cotidiana ni limita la autonomía personal.