Se trata de un proceso discapacitante y complejo consistente en un cansancio extremo para el que no se halla una explicación coherente ni se soporta en ninguna enfermedad médica conocida. El cansancio puede empeorar con el ejercicio o la actividad mental y no mejora con el reposo.
También se conoce el síndrome como “enfermedad de intolerancia al esfuerzo sistémico” o “encefalomielitis miálgica”.
Se ignora la causa de esta enfermedad que no mejora con el descanso y que recluye al paciente en la cama. Otros síntomas acompañantes consisten en dificultad para dormir, dolor, mareo, y alteraciones cognitivas como concentrarse, pensar, memorizar, planificar…
Algunas personas pueden nacer con una predisposición al trastorno aunque existen teorías diversas, desde infecciones virales, alteraciones inmunitarias y desequilibrios hormonales hasta estrés psicológico, y podría tratarse de una combinación de distintos factores.
El síndrome de fatiga crónica (FC) puede suceder a cualquier edad, preferentemente entre los 40 y 50 años, siendo mucho más frecuente en las mujeres que en los hombres.
Puede estar causado por trastornos del sueño como el insomnio, la amnea obstructiva del sueño, el síndrome de piernas inquietas u otros problemas como la diabetes, anemia o el hipotiroidismo, afecciones cardiacas o pulmonares y trastornos mentales como depresión, ansiedad o esquizofrenia…
Las personas afectadas se ven limitadas en todas las actividades cotidianas, sociales familiares y profesionales.
El diagnóstico es tardío y no hay una prueba concreta para confirmar la enfermedad. Es posible que se necesiten varios exámenes para descartar otros problemas con síntomas análogos.
La estimulación magnética transcraneal repetitiva profunda (EMTP), es capaz de proporcionar pulsos de energía a mayor profundidad y extensión a regiones concretas del cerebro, siendo un complemento novedoso que se ha sumado en los últimos tiempos al tratamiento de esta compleja enfermedad.
La aplicación durante 20 días de estimulación a lo largo de cuatro semanas en la región prefrontal izquierda, proporciona una respuesta esperanzadora a los síntomas del síndrome de FC. El tratamiento es bien tolerado y no produce efectos secundarios de interés.
Escalas y test para medir el estado psicofísico, como el Cuestionario de dolor de McGill, el Inventario breve de dolor (BPI), y del ánimo, valoran la situación antes y después de finalizar el tratamiento. La respuesta se fundamenta en la confianza de inducir modificaciones en la neuroplasticidad cerebral.