Familiares con niños de 11 años que crecen en la pobreza participaron en un programa llamado SAAF y mostraron que a los 25 años tenían conexiones más fuertes entre las áreas responsables de la memoria y la toma de decisiones.
Jamie Hanson y su equipo, investigadores de la Universidad de Pittsburg, mantienen en un estudio publicado en la revista Desarrollo del Niño, que hay formas de ayudar a prevenir estos efectos negativos. Las intervenciones en la familia ayudaron a los pequeños a combatir emocionalmente las contrariedades de la pobreza.
Los investigadores recopilaron datos de familias afroamericanas en áreas de bajos ingresos del sureste de los Estados Unidos. Como parte del estudio, algunos padres y sus hijos participaron en el programa Strong African American Families (SAAF), mientras que otros no participaron en el programa y se analizaron como grupo de control.
El programa SAAF se centra en:
- El apoyo y la comunicación de los padres
- La prevención de conductas de riesgo
- La enseñanza de las habilidades de los niños
- Como establecer y alcanzar objetivos.
A los 25 años se reunieron ambos grupos y los padres rellenaron un cuestionario en el que se evaluaban aspectos emocionales y cognitivos como la memoria y la planificación, observando diferencias significativas con el grupo de no participantes.
Si bien se necesita investigación adicional para comprender completamente estas conexiones cerebrales, los autores sugieren que “estos resultados deberían motivar a los responsables de las políticas a invertir en programas de prevención basados en la evidencia”/.
Estas prácticas son cada vez más necesarias, ya que las tasas de pobreza infantil han aumentado constantemente en los últimos años, y esta tendencia ha sido especialmente pronunciada en las comunidades rurales y afroamericanas”.
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