Las personas con trastorno obsesivo-compulsivo tienen pensamientos no deseados (obsesiones) ante los que sienten la necesidad de reaccionar (compulsiones).
Su prevalencia en España se ha llegado a estimar en el 2% y su incidencia es similar en ambos sexos.
Los médicos y psicólogos utilizamos manuales internacionales como el DSM-5 o CIE11 para su diagnóstico.
De forma resumida los criterios diagnósticos de ambos conceptos, obsesivo y compulsivo, se definen respectivamente de la siguiente manera:
Obsesiones
- Pensamientos, sentimientos, impulsos o imágenes mentales que se repiten constantemente de forma indeseada y que causan excesiva ansiedad o estrés.
- La persona que tiene estos pensamientos, intenta ignorarlos o procurar que desaparezcan.
Compulsiones
- Conductas como lavarse las manos, colocar objetos en un orden determinado o revisar algo insistentemente (verificar repetidamente si una puerta está cerrada) o pensamientos (por ejemplo, contar números, rezar o iterar palabras en silencio) que se repiten una y otra vez o según ciertas reglas que deben seguirse invariablemente para que la obsesión desaparezca.
- La persona siente que el objetivo de estas conductas o pensamientos es prevenir o rebajar la angustia, o evitar una situación o acontecimiento temido. No obstante, estos comportamientos no tienen relación con la realidad o son claramente desproporcionados.
Además, se deben cumplir las siguientes condiciones:
- Las obsesiones o compulsiones consumen mucho tiempo (más de una hora al día), o causan una intensa angustia o interfieren en forma llamativa con las actividades de la vida diaria.
- Los síntomas no se deben a otra enfermedad, al consumo de drogas o a los medicamentos con que sea tratado.
- Si la persona padece otro trastorno al mismo tiempo, las obsesiones o compulsiones no se pueden relacionar tan solo con los síntomas del proceso adicional. Por ejemplo, para prescribir el diagnóstico de TOC, una persona que padezca una anorexia o bulimia, también debe tener obsesiones o compulsiones que no se relacionen solo con los alimentos.
- Prolonga sensiblemente la mejoría temporal.
El diagnóstico también debe indicar si la persona con TOC comprende que los pensamientos obsesivo-compulsivos son irracionales, falsos y no ciertos, o bien si está convencida de que son verdaderos. A esto lo llamamos introspección.
El diagnóstico también debe indicar si una persona con TOC tiene o ha tenido un trastorno de tic. Los tics son movimientos involuntarios, cortos y repetitivos de un grupo muscular del cuerpo que pueden tener una causa psicológica o psicosomática. Las personas con TOC y con trastornos de tics tienden a diferenciarse de aquellas sin antecedentes de trastornos de tics respecto de sus síntomas, la presencia de otros trastornos y la manera en que se manifiesta el TOC familiarmente.
La escala que utilizamos para cuantificar tanto la obsesión como la compulsión es la de Yale-Brown.
Finalmente, el futuro del TOC recae en la evolución y la integración de diferentes áreas de investigación (psicopatología, clínica, psicoterapia, psicofarmacología, psicometría, genética, neurociencias y neuro-imágenes) en las que cada uno de nosotros debemos participar con dedicación, entusiasmo y esfuerzo.
A los tratamientos convencionales, farmacológicos y psicológicos, se ha sumado recientemente la Estimulación Magnética Transcraneal Profunda, que con una nueva bobina, H7 Coil, aprobada hace pocos meses en Europa (CE) y en USA por la FDA, puede mejorar considerablemente y de forma “no invasiva”, el pronóstico de éstos pacientes.